20130819


Desde aquí abro la primera herida
hundida en el ángulo que forman
la línea de mi equilibrio y la línea de Venus
de la mano izquierda.
El ritmo pesado
de mi movimiento de caderas bajando del metro
es el canto de ballenas
que usarías para dormir.
Pero nunca conciliarías el sueño
porque desde la primera herida
que el ritmo de las aguas de mi cuerpo
no es ni paz ni calma. 

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